martes, 25 de septiembre de 2007

Humadera.

Sentir que todo eso que viste, sentiste y olíste fue nada mas que un sueño.
Era obvio, era demasiado perfecto. Irreal, onírico.

Un cartón con casi nada de leche es lo único que calmo la sed de esa mañana: sola. Nadie en casa, todo tan tranquilamente inquietante.
De repente caí en cuenta: hoy es mi cumpleaños. Lata. O no, en realidad, extraño.
Ya no son como eran antes, cuando todo era mas infantil y festejado.

Como los globos, las piñatas, las tortas. Los carretes de 13. Con alcohol -Lemon Stone-, unos cuantos agrandados con cigarros. Los primeros pasos hacia el bailoteo, los primeros besos. El descubrir que uno ya no es tan cabro chico como era. O al menos tratar de aparentar, se algo mas poser, estiloso. Grande.

Y ahora que veo esa barba de tres días sin afeitar en el espejo y esas ojeras ya tan comunes, me da tanta nostalgia de las cosas de las que siempre me arrepentí.
De lo tonto que fui al limitarme, al negarme a probar, al ser tan correctamente perno, quizás. De no sacar provecho a la edad, a las situaciones. Al tiempo, que ya deja otra huella mas.

Es algo un tanto masoquista, pero igual me pongo a ver videos viejos. O releer cosas que escribí hace tanto. Para recordarme, para dejar algún rastro de lo que hice alguna vez. O peor aun: sacar esas fotos viejas, y verlas por largo rato. Casi a punto de la lágrima que no sale, porque ya se acostumbro a que mis ojos realmente deben ser secos.
Es raro esto de estar de cumpleaños. Es como básicamente recordarte que te haces mas grande, y que tienes mas cosas que hacer. Que tienes mas obligaciones que tomar, que esto ya dejo hace rato de ser un juego. Aunque tu planteamiento de vida lo trate de estipular como tal.
Pero, si hablo con la verdad, en el fondo tengo tan claro que ya no es así, que desanima. O al menos, mueve el suelo un poco. Lo suficientemente sutil para que nadie mas cache que ya me perdí, que me fui de nuevo. Que estoy, pero no.
Esas típicas voladas raras, excusables si estuviera drogado. Esos extraños minutos de blanco eterno, recogido dentro de pensamientos cíclicos y redundantes. Pensamiento vagos, extranjeros, renegados quizás.
Pensamientos que se confunden con el humo del cigarro: que juegan en ribetes y que se escapan, hacia arriba. Pero que igual los hueles. Son de algún modo tangibles.

Eso de celebrarlo, es como compensible, pero igual raro. Igual causante de un leve cosquilleo.
Pero igual, aceptémoslo, la curiosidad de saber quien se acordara, es estresante. Da ancias.
De saber quien gastara algo de su tiempo en darte algún saludo. Algo mínimo, pero atesorable.
Porque me llama la atención, eso de que alguien se acuerde, que TE recuerde. Que te estime de algún modo.
Si, es rico.

Un cigarro menos, que yace en el cenicero es como el punto suspensivo de toda la situación. Sabes que es imposible darle punto final. Seria algo casi fatal.

Suena el celular. No es su numero, el que mas he esperado alguna vez me llame. Pero que nunca pasara. Igual contesto, quizás prediciendo que sucederá luego.
Alguien grita:

¡Feliz cumpleaños!

1 comentario:

Snipe dijo...

¿Lado B? Quién te creés, ¿Afumhue?

Bueno verte de vuelta (no sé si esta entrada es nueva, me dio lata leerla xD).